La reconstrucción de las comunidades del sureste de Estados Unidos, devastadas recientemente por los huracanes Helene y Milton, depende de un recurso esencial que enfrenta incertidumbre: la mano de obra inmigrante. A medida que las elecciones presidenciales se acercan, el debate sobre la inmigración ha adquirido una relevancia crítica en sectores económicos clave como la construcción, donde los inmigrantes representan una proporción significativa de la fuerza laboral.
Las propuestas de políticas migratorias, especialmente las promovidas por el candidato Donald Trump, que incluyen la deportación masiva de inmigrantes no autorizados, ponen en riesgo la capacidad de respuesta de la industria de la construcción. Los datos muestran que uno de cada cuatro trabajadores de construcción en EE.UU. es extranjero, y en grandes mercados como Nueva York y Texas, la proporción es incluso mayor. En estas zonas, los trabajadores extranjeros representan entre el 50% y el 53% de los puestos de trabajo en construcción, muchos de ellos sin documentación.
Impacto en la Industria de la Construcción y la Economía
Según estimaciones del Pew Research Center, alrededor del 13% de los trabajadores de la construcción en EE.UU. son inmigrantes no autorizados. Esta fuerza laboral ha sido fundamental para responder a la escasez de viviendas que se remonta a la Gran Recesión, y ahora enfrenta una demanda aún mayor tras los recientes desastres naturales.
Los constructores y líderes de la industria expresan su preocupación ante la perspectiva de una restricción significativa de la mano de obra inmigrante. Brian Turmail, vicepresidente de la Asociación de Contratistas Generales de América, ha señalado que el mercado laboral ya era muy ajustado antes de los huracanes, y cualquier cambio que reduzca el acceso a trabajadores inmigrantes podría incrementar los costos de construcción y retrasar proyectos esenciales para la recuperación de las comunidades afectadas.
Posiciones Contrapuestas en Política Migratoria
Donald Trump ha capitalizado el tema de la inmigración en su campaña, prometiendo una "operación de deportación doméstica masiva" que eliminaría a millones de inmigrantes no autorizados. Desde la perspectiva de economistas como Dean Baker, del Centro de Investigación de Políticas Económicas, esta medida afectaría significativamente a sectores que dependen de mano de obra inmigrante, como la construcción y la agricultura, resultando en un golpe rápido y profundo a la disponibilidad de trabajadores en estas áreas.
Por su parte, la vicepresidenta Kamala Harris respalda un proyecto de ley bipartidista que restringiría el cruce fronterizo y agilizaría las deportaciones, aunque también contempla la creación de más visados para inmigración legal. Sin embargo, algunos expertos advierten que incluso estas restricciones moderadas podrían ralentizar la recuperación económica y elevar los costos de los proyectos de reconstrucción.
Un Llamado a Reformas de Inmigración Sensatas
La demanda de trabajadores de construcción sigue siendo alta: se estima que la industria necesitará más de medio millón de empleados adicionales este año para cumplir con las necesidades del mercado, según la Asociación de Constructores y Contratistas. En este contexto, voces como la de Saket Soni, director ejecutivo de Resilience Force, abogan por políticas de inmigración que reconozcan el papel esencial de los trabajadores inmigrantes en la reconstrucción y la resiliencia ante desastres.
“La política migratoria que necesitamos es aquella que permita a estos trabajadores quedarse en el país y contribuir de manera continua a nuestra adaptabilidad y resistencia frente a desastres”, afirmó Soni. “La recuperación y la reconstrucción a largo plazo dependen en gran medida de la mano de obra inmigrante”.
La reconstrucción tras los huracanes y el futuro de la infraestructura en el sureste de EE.UU. dependerán en gran medida de las decisiones políticas que se tomen en relación con la inmigración en estas elecciones. En un mercado laboral ya presionado, cualquier cambio que limite el acceso a la mano de obra inmigrante podría tener efectos duraderos no solo en el sector de la construcción, sino también en el crecimiento económico de las comunidades afectadas.
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